Los monumentos perdidos que deberías conocer

En Talavera conservamos grandes monumentos que se enseñan en todas las guías, pero ¿qué pasa con aquellos que han desaparecido? A continuación, hablaremos de varias iglesias que desaparecieron con el pasar del tiempo.

Santiago el Viejo , o San Jacobo, fue una ermita localizada en la calle Adalid Meneses con Francisco Arroyo. Escondida y muy pequeña, sin eucaristía ni sacramentos se incorporó al palacio de los Ayala como capilla.

San Marcos se localizaba en el solar donde se encuentra el Convento Cisterciense de San Benito. Construido alrededor del año 1000, en 1300 deja de ser parroquia para desaparecer.

San Esteban estaba localizada en el Arrabal Viejo.  En ella se produjo el milagro de la piedra de San Vicente. Considerada la única iglesia que mantuvo el rito cristiano durante la ocupación árabe. En 1702 se arruina y es desmantelada.

San Ginés, localizada en el solar que ocupa la Compañía de María se construye en 1258, dejando de ser parroquia en 1520 para formar parte del Convento de Santo Domingo en 1536.

San Martín, localizada cerca del arroyo de la Portiña, ya existía en 1154. En 1597 el solar de la iglesia es ocupado por el Convento Carmelita de San José.

Santa Leocadia se situaba en el solar de la actual Iglesia de San Francisco. En 1494 se una a Santa Eugenia, volviéndose a trasladar a solar anterior en 1821.

Santa Eugenia se encontraba en la actual Plaza de Santa Leocadia. En 1494 se le une la iglesia de Santa Leocadia, arruinándose en 1821 y pasando al solar de San Francisco.

Santo Domingo se localizaba en las cercanías de la Alcazaba del Rey. Ya aparece en 1154 y su ultima noticia se da en 1229.

Santa Justa – San Justo, existen diferentes ideas sobre su advocación, se localizaba también muy cerca de la antigua Alcazaba. Arruinándose en 1214 desaparece.

Como podemos ver,  Talavera de la Reina no solo alberga monumentos reconocidos, sino también una historia que ha desaparecido con el tiempo, olvidada tras
polvorientos libros y gruesas paredes.
A través de estos relatos esperamos que la belleza cultural de nuestra tierra te haga querer visitarla.

Alfredo Montero Sanchez
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